Volver al pasado
Parte I
Uno
Cómo habría sido capaz de ayudarla, cómo no
pude darme cuenta que me estaba usando. Tuve que haber sido más astuto que
ella, por qué había decidido seguirle el juego. Al final no conseguí nada que me
beneficiara, al contrario, esa aventura me fue muy perjudicante. Luego de eso
perdí mi cordura, por eso es que escribo esto. Lo hago con el fin de darle mi
despedida a este mundo tan injusto, que me forzó a hacer esto.
Estoy muy decidido sobre lo que voy a hacer,
no quiero que nadie se sienta culpable por lo que haré, reitero soy yo quien
decide hacerlo. Pero antes de darle mi última despedida a este mundo quiero
contarle sobre quien soy y que es lo que me ha llevado a hacer esto.
En realidad, yo siempre he sido una persona
bastante manipulable, ya que mi forma de ser me impedía decirle que no a cualquiera que me pidiera hacer favores, eso junto a que siempre fui muy crédulo.
Bueno por donde comenzar, ese día tan monótono
como los otros me desperté a la siete y media de la mañana, luego de levantarme
me dirigí hacía el baño me duché, cepillé mis dientes y fui hasta la cocina a
desayunar lo mismo de siempre un mate cocido con algunas tostadas, me cambié, sí, me cambio luego de
desayunar para evitar manchar mi traje, y me fui en mi auto.
Ya en el trabajo me llega la noticia de que mi
secretaria había muerto, según me contaron se la halló en su casa desmembrada,
y sus partes distribuidas por toda la casa; su brazo izquierdo en la cama, el
derecho en la alacena, su cabeza en la mesa, su pierna izquierda en una funda
de un instrumento, su pierna derecha en el lavarropas y el torso en su almacén.
Lo que me sorprendió fue que nos dijeron que el/ la culpable fue muy preciso/a
y meticuloso/a, ya que no habían dejado huellas digitales, ni rastro de sangre.
Lo más raro en ese momento fue que la forense dijo que la ubicación de las
partes del cuerpo y su distribución revelaban el nombre del asesino. La
pregunta es ¿Quién habrá sido capaz de cometer tal delito?
Más raro era que ella no había sido la única
secretaria que había muerto, lo mismo sucedió con mis tres secretarias
antecesoras. Por eso luego de tal desastre dudó que pueda encontrar a otra, de
seguro todas deben estar espantadas. Aun así, publiqué un anuncio buscando a
otra secretaria, y quede a la espera de alguna vacante, pasaron los días y
nadie me contestó, hasta que un mensaje llegó a mi celular, lo abro
“Estimado señor Jorge Muñoz, quería
solicitarle que revise mi curriculum vitae y me contestase si soy merecedora
del puesto de secretaria. Espero con ansias su respuesta”
Luego de ver su C.V me di cuenta que era la
ideal, se egresó de la primaria, secundaria y la facultad de psicología con
honores, además tiene referencias bastantes buenas, aunque siendo sincero ella
no es bonita, sé que me servirá como buena compañía en mi consultorio, el que
tuve que comprar gracias a que me despidieron del hospital al que iba, y sé que
seremos grandes amigos.
Dos
Pasaron tres días desde que contraté a mi secretaria Camila, ella es
una chica de cabello negro y ojos verdes como los de una esmeralda y además es
muy tierna, linda y atenta. Esta noche me invitó a comer afuera, y al ser una
invitación no tuve mejor cosa que asistir, de vez en cuando es bueno escapar de
la monotonía del trabajo. Así que cuando salí del trabajo me dirigí a mi auto y
me fui hasta mi casa, ya en ella luego de bañarme me cambié muy elegante y
salí. Por suerte ese día era hermoso, ya que a la tarde no hacía ni frio ni
calor estaba templado, en la noche un frio se alzó, por lo que tuve que llevar
una campera. Ya en el auto, cambiado y perfumado ella me llamó, se notaba
molesta. Sabía que ella era muy puntual y yo estaba saliendo media hora tarde,
decidí apresurarme.
En lo que acelero un pequeño detalle arruina mi noche, un imprudente motociclista
se cruza en rojo. Por lo que yo no llegué a frenar, mi corazón se acelera y un
impulso me vuela por los aires, dolorido y ensangrentado solo llegó a ver cómo
es que un mar de personas me encierra, y escucho el sonido de la ambulancia
acercándose, y en ese momento me pregunté, ¿Por qué decidí acelerar? ¿Por qué
entre tantas personas esto debía sucederme a mí? Y ¿Qué me sucederá?
Tres
Abro dolorido mis ojos, no
podía creer lo que había sucedido, estaba internado, al parecer entré en un
pequeño coma que hizo perderme tres días de trabajo, supongo que Camila se
habrá enojado bastante conmigo, aunque digamos que mucho no me importa lo que
ella opine de mí, ya que yo soy su jefe y ella mi secretaria.
Dentro de esos tres días ocurrieron cosas muy
interesantes según pude escuchar en la radio, es raro que nadie estuviera
mientras yo estaba internado; cuando desperté dándome cuenta que nadie me había
ido a visitar me deprimí, me encerré en un círculo que me enfermó poco a poco,
pero me traumó el que nadie me hubiera visitado. Dentro de ese círculo pude
deshacer todas las frustraciones, temores y sentimientos que oprimía que
acarreaba hace años. En ese momento me transformé en una persona muy
deprimente, a tal grado que no sería capaz de sentir la calidez humana, ni
siquiera la del sol. Pasaron las horas encerrado en ese hospital hediondo en
donde lo más alegre que había eran los cuentos de Edgar Alan Poe. Los días pasaban y
no me daban el alta, en mi habitación no entraba ni un haz de luz y no sé si
realmente me molestaba más los llantos de mi compañero de habitación o el que
él no me dejará dormir con sus fuertes ronquidos.
Aun que, siendo compasivo, lo entiendo. A él
también le paso algo parecido, al despertarse del coma nadie lo esperaba y pasó
más días que yo en la soledad de este decrépito hospital, al salir, la emoción lo
llevó a correr por medio de la calle causando un accidente vial, por suerte
no murió. Luego cuando llegó a su casa muy contentó, una carta que decía
que la vida debía seguir y que ella no tenía tiempo que perder. Al terminar de
leer la extensa carta que comentaba que había sucedido mientras él estaba en el hospital y el por qué se iba lo llevó a sufrir un paro cardiaco. Debería ser
más compasivo con él, pero es muy molesto que llore todo el tiempo.
Cuatro
A la mañana siguiente del tercer
mes de mi internación me dieron el alta, cuando salí de esa sucia cárcel
llamada hospital fui a la casa de Juan, el hombre que me acompañaba en el
hospital, por más que cruzamos pocas palabras nos volvimos amigos, por eso sé
todo lo que le sucedió. Ya teniendo la dirección de su casa fui a la misma, sí,
apenas salí del alta tomé un taxi y me fui a su casa. Ya en la puerta de la
misma toqué con tranquilidad, sabía que él me abriría así que lo esperé durante
20 minutos. Fui aumentando la intensidad y frecuencia con la que tocaba la puerta,
alcé mi vista y solo pude ver un extraño “dibujo”.
Era braile, no entendí al comienzo, puesto
que no conocía ese lenguaje lo traduje por medio de internet, lo que decía era: “si estás
leyendo esto la llave está bajo la planta”. Me sorprendí, qué habrá sucedido,
miles de teoría se atravesaron en mi mente, probé la llave y por más fuerza que
le ejercí no quería ceder, luego me di cuenta que la llave venía con un adorno
medio extraño, probé con él, entró justo y me fue muy fácil de abrir, en ese
momento reprimí mi preocupación y me reí de mí mismo. Al ser de noche me
sorprendió que las luces de la casa estuvieran apagadas.
Cuando las encendí, un aire sombrío acarició
mi nuca, cuando apunté mi vista hacia la cocina vi una sombra. Esa sombra no
era más que el cadáver de mi única compañía en ese horrible hospital. Las
paredes con sangré fueron tan impactantes que el asco me hizo vomitar. Luego de
ese shock vi una caja de madera antigua sobre la mesa, se me hacía muy
conocida, sabía que en algún lado la había visto. Lo único que me impedía
satisfacer mi curiosidad era un gran candado, en su momento no supe dónde podía
estar la llave y luego me acordé era la de la puerta.
En el momento en que abrí la caja pude
observar dos ojos con sus nervios bien enredados entre ellos, junto a ello una
carta del quien había sido mi amigo.
Esa carta decía:
Para qué... Para qué seguir... Para qué seguir viviendo. En esta maldita oscuridad que me
cubre, lo único que me quedaba era mi mujer y sin ella no soy nadie. ¿Qué voy a
hacer ahora?, saber que no voy a poder verla dormir, no voy a poder disfrutar
con ella todos esos atardeceres, no voy a poder oler su cabello ni poder hablar
con ella y me entristece bastante, ese es el motivo por el cual me voy de este
maldito mundo que es solo pura injusticia, todo lo que me quedaba era ella, sin
ella que voy a hacer. Es por eso que voy a arrancarme los ojos. Absolutamente
todo me hace acordar a ella por lo que me encantaría que, si alguien fuera
capaz de hallar esta carta, solo le pediré que quemé la foto que se haya en la
mesa de luz que queda al lado de mi cama.
Luego de secarme las lágrimas
decidí cumplirle su último deseo, así que fui a su habitación y traté de abrir
el gabinete, pero me pedía una clave. Sobre el escritorio decía “Muchos no ven
lo que tienen en frente”, por lo que fui por los ojos de la caja, entre sus
nervios había un papel con la clave. Al abrir el cajón una foto que al revés decía
“Pronto partiré, por eso te dejo esta caja”, tal caja era la de la mesa. La
misma que se hallaba al lado del difunto amigo cuando estaba internado. La foto
era de él y su pareja, de fondo una cabaña con nieve, por lo
que sé por qué no quería ver tal hermosura, luego de quemarla la enterré en el
patio de la antigua casa.
Cinco
Al
pasar ese día tan raro que me hizo sentir demasiadas emociones decidí irme a
casa en mi auto, me subo a mi auto, me pongo el cinturón y coloco la llave en
el auto y arranco para irme. Como se había hecho de noche me vi forzado a
hospedarme en un hotel cercano de allí, así que ingreso y le pido al muchacho
del hotel que me diera la llave de una habitación, en lo que entro a la
habitación escuché gritos, parecía una mujer llorando por lo que me asusté, al
mismo tiempo mi curiosidad fue mi tentación, fue la que me llevó a salir a
investigar lo que estaba sucediendo, alzo mi llave un abrigo y salgo. El sonido
del llanto parecía moverse, y muy rápido por lo que casi estaba corriendo por
todo el hotel. Solo buscaba saber qué es lo que le sucedía. Pues me sería muy
raro verme corriendo por el hotel, ya que cuando corro me veo muy raro, si mal
no recuerdo pasé por todos los pasillos de todos los pisos de hotel, luego recuerdo
haber bajado hasta el estacionamiento, por el spa y el gimnasio. Por suerte que
no caí en la pileta. Mi curiosidad por saber que le pasaba me llevó a
inconscientemente pasearme por aquel lugar. En un momento entró y acabamos
frente a la habitación donde se hospedaba, habitación que quedaba al lado de la
mía. Miré mi reloj, a todo eso ya eran las 5 de la mañana, no sabía cómo había
pasado tan rápido el tiempo que ni si quiera tuve tiempo para despertarme, mis
ojos se cerraban involuntariamente, era incapaz de pasar un minuto a pie.
Hasta que en un momento un ruido de
pistola me aturdió, vi caer a la chica misteriosa al suelo. Luego un objeto me
golpeó y me dejo casi inconsciente, en lo que me estaba por desmayar vi a un
sujeto de aspecto desagradable correr hacia la salida del hotel. No tardó mucho
tiempo para que la policía llegará. Eso fue lo último que vi, luego entré en un
grave y profundo sueño.
Seis
Al abrir
los ojos solo pude ver barrotes que me distanciaban de mi destino, no entendía
cuál era el motivo por el cual estuviera encerrado. Un carcelero pasó celda por
celda golpeando con un bastón y gritando por lo cual me asusté y caí de la
cucheta en la que estaba acostado, vi a mi compañero de celda, el cual parecía
muy intimidante, para mí ,un debilucho, sería alguien fácil de derribar.
El guardia nos abrió la celda y ambos salimos
hasta el patio, lugar aislado de la sociedad en donde gente como yo no debería
estar. No sabía qué hacer, ni siquiera sabía por qué estaba allí. Hasta que
luego del recreo un guardia me intersectó. Él me explicó que yo me hallaba allí
por ser el asesino de Carolina, la mujer a la que había seguido perdidamente en
aquel hotel. Él me dijo que se encontraron mis huellas dactilares en el arma
homicida.
Luego del juicio tuve que demostrar que yo no
era el culpable, pero no tenía pruebas, ya que me había sumido en un extraño
sueño que me hizo deambular por el hotel y sus alrededores, por lo cual el juez
falló en mi contra, y dándome tres años de cárcel.
Así que allí perdí tres años de mi vida entre
ladrillos y barrotes. Perdiendo días, sin saber que había sido de mi hijo y mi
mujer. Los cuales no me habían visitado ni llamado mientras estaba internado, ¿me preguntó que les habrá pasado?
Siete
No tenía distracción alguna en la cárcel, no
hablaba con mi compañero por el temor que le tenía a que me matara, trataba de
no molestar a nadie. Pero aun así los más fuertes me veían como alguien
vulnerable por lo que me maltrataban en los recreos, recuerdo ver a los
guardias reírse a lo lejos. No sé qué voy a hacer.
Ya sé que es lo que voy a hacer, no tengo
mejor cosa que hacer, me suicidaré. No, no, que estoy diciendo que he dicho, en
que me estoy convirtiendo. Debo de salir de aquí. Debo ver a mi mujer e hijo. Los
echo de menos. Hoy escaparé.
Ocho
Ese día ya estaba todo dado para huir, pero quién
diría que alguien hubiera escuchado mis planes. Ya había juntado las
suficientes agallas para poder huir, ya preparado aproveché la oportunidad en
la que un guardia entró en mi celda a la noche (no pregunten por qué, ya que ni
siquiera yo sabía eso) y con mucho sigilo lo dormí. Le quité las llaves y lo
dejé ir. Cuando se despertó no se molestó ya que le conté que se había caído y
se golpeó fuerte la cabeza. Y por mi buena reputación me creyó. El guardia al ser
nuevo se olvidó que quedó a su cargo las llaves.
A la noche me escabullí de mi celda con las
llaves, momento tenso en el cual mientras bajaba de la cucheta una gota de sudor
le cayó a mi compañero de celda, por suerte solo se dio vuelta y siguió durmiendo,
con la celda ya abierta salí, miré a mi izquierda nada, pero al mirar a mi
derecha un guardia se aproximaba corriendo desde 30 metros. Ingresé de vuelta a
mi celda y la cerré, subí a mi cama y fingí estar durmiendo.
Cuando el guardia pasó por mi celda la abrió y
me apuntó con la linterna, me sacudió y fingí que recién estaba despierto, me
preguntó qué hacía afuera de mi celda y le dije que era imposible ya que esta
estaba cerrada, y además estaba dormido. Cuando despertó a mi compañero, este
le partió la cara dejándolo desmayado a casi morir, luego siguió durmiendo.
Aproveché y le saqué el uniforme, me cambié y
volví a salir. Encendí la linterna y disimulé que era el guardia de la cárcel. Las
cámaras solo pudieron captar el uniforme. Llegué a la central eléctrica de la
cárcel y corté la luz. Así las otras cámaras no captarían mi rostro. Ya en la
puerta que daba a la calle la luz volvió. A mi alrededor estaba rodeado de
guardias.
Nueve
La carta de Juan, el hombre que más habrán
golpeado en la cárcel:
Ya ha
pasado dos años desde que me han encerrado. Y tres meses desde que cometí mi
intento de escape, luego de eso mi vida fue un infierno, cada vez que algún
guardia me veía me golpeaba, en los recreos entre todos me llevaban a un lugar
al que no nos vieran y me pateaban hasta dejarme sangrando. Luego del intento
de escape, gopearon a todos en la cárcel, por lo que solo no los guardias me
querían golpear sino también los mismos presos.
Por eso es
que me voy. ¿escapar? No, ya no, nunca más, luego de lo sucedido prefiero que
me den cinco años más que me golpeen como si fuera una bolsa de boxeo. Solo
vasta ese motivo para no querer vivir más. Sé que el suicidio es una forma de
morir muy vaga. Pero sí, me rindo, no quiero seguir así. Por eso es que en esta
carta me despido de todos aquellos que me llevaron a esto, lamento por mi mujer
y por mi hijo, por quien daría mi vida, ja, pensar que ahora estoy por perderla
sin defenderme. Si tan solo saliera de la cárcel.
Luego de eso até una soga en la lámpara del techo, soga que le robé a un preso, me la puse en el cuello como corbata y salté al vacío, esperando
encontrarme con la respuesta que tanto teme el hombre, ¿Qué hay después de la
vida? Irónicamente luego no podré volver para responder eso. Al saltar, puedo
ver como el limitado oxígeno llega a su fin. Cuando de repente la celda se
abre...
Diez
La sombra de una mujer aparece como un ángel
al rescate, evitando mi muerte, ella me sostuvo y cortó la soga, luego de eso
pagó mi fianza, no sabía que Camila llegara a ser tan buena con alguien a quien
relativamente conocía muy poco. Le agradecí haberme sacado de aquel lugar que
solo me apresaba y me hacía perder la cordura. Con suerte me llevó en su auto.
Le agradecí una y otra vez hasta que me bajé en la puerta de mi casa. La
alegría había invadido mi espíritu. Mis ganas de ver a mi familia me llevaron a
correr por toda la casa. Al llegar al patio, sobre el tronco del gran roble
había una nota, la cual en manera breve narraba como es que mi mujer e hijo
decidieron no esperar más. Que si no había vuelto antes solo podía ser porque
tenía una amante y que ella se rehusaba a convivir con aquel quien la
traicionaba.
Mis sentimientos cambiaron drásticamente y de
golpe, la tristeza me llevó a hacer cosas las cuales jamás
haría. Luego de un mes (lo que me llevó afrontar esa situación) pude salir de
mi casa sobrio para volver a trabajar, en mi billetera no quedaba ni una moneda.
Tomé mi coche llegué a la oficina. Antes de llegar a mi despacho mi secretaria
me llamó, pensé: cierto su paga cómo puede ser posible que me haya olvidado, ese
maldito alcohol se llevó hasta la última moneda. Encima se daría cuenta de los cortes
de una navaja que apropósito mi hice en el brazo. Como lo especulaba ella se
dio cuenta de mis heridas. Sabía que yo estaba muy mal por lo cual, decidió, luego de un semestre ella eligió mudarse conmigo. Vi que su presencia evitaba
que yo me auto-flagele.
Once
Doce
Hoy, hoy es el gran día, todo está organizado
para que me dé el sí, solo espero que lo disfrute lo más que pueda. Si tan solo
tuviera una foto del día en el que se lo propuse. Estaba tan alegre que lloró,
cuando se lo propuse toda la familia se alegró tanto que colaboraron con la
organización de la boda.
Tan solo faltan diez minutos para que mi
futura esposa se case conmigo. Estoy muy nervioso y no que voy a hacer. Aun no
llega y no sé por qué no me atiende el teléfono, se supone que ella debe estar
cambiándose, pero no puedo creer que se demore tanto. Inhalo y exhalo
reiteradas veces, pero no sé por qué aun no llega, camino de un extremo del
salón al otro, las ansias a que llegara me consumen.
Nueve, ocho, siete, seis, cinco minutos y no,
no aparece, es muy tarde para ir a buscarla, qué puedo hacer sino. Cuatro, tres
y todos los invitados sentados esperan a que la misa comience, yo que casi no
me quedaban uñas que morder, no sabía qué hacer. Dos minutos antes de comenzar
la misa se escucha un auto llegar a la iglesia, un minuto la veo llegar con un
muy elegante vestido blanco, aunque alegre ya que ella había llegado, algo
captó mi atención.
En su blanco vestido había una pequeña mancha
de color rojo, por lo que le pregunté que era, a lo que ella me respondió que
solo era un accidente a la hora de cocinar para la noche una torta, que eso
solo era tintura de pasteles. Relajado festejamos la boda, y luego de celebrar
nos fuimos a dormir.
Trece
Luego del casamiento el comportamiento de
Camila cambió drásticamente, pasó de ser una persona adorable, bondadosa y
alegre a ser una persona indiferente, insensible y antipática. Tanto era el
cariño que yo tenía que una de sus facetas fue su lado violento, al llegar a
casa me hacía hacer todos los quehaceres domésticos y si no los hacía me daba puñetazos y me jalaba del cabello, pero el enfermizo amor que yo sentía
por ella me llevaba a no darle interés a las cosas que me hacía.
Una vez me di cuenta que lo que me hacía
estaba mal, así que un día al llegar a casa cansado le grité que no podía más
con la situación a lo que ella me empujó hacia el sótano y me encerró tres
días. Allí fue que vida se transformó un infierno, ya luego de sacarme de allí me dijo
que jamás me libraría de ella, y así fue. Ya que me tenía encerrado dentro de
casa. Las puertas de salida al patio y de la casa estaban cerradas con llaves y
me tenía vigilado con cámaras en todos lados. Cada vez que le desobedecía ella
me encerraba cada vez más tiempo. Cuando tenía que ir a comprar, también me
encerraba.
Catorce
Enojado de que ella me hiciera eso, comencé a
planear como matarla, sabía que era una locura. Pero lo que me hizo estallar
fue que un día ella trajo un hombre a casa y me dijo que era su nuevo esposo, y
cada vez que él venía a acostarse con la desgracia de mi esposa, ella me
encerraba. Por lo cual ya sabía cómo hacer para matarla. Estuve mucho tiempo
planeando un mecanismo para hacer que la electricidad se cortará, me llevó
mucho tiempo conseguir los materiales y armarlo en el sótano que se había
vuelto mi primer hogar. Una noche activé el mecanismo, y cuando ya no había
electricidad en la casa fui silenciosamente hasta la cocina por un cuchillo
filoso. Cuando estaba por entrar al cuarto clavé el cuchillo en el cuerpo, a lo
que sentí que lo que apuñalé era solo su nuevo esposo, su sangré, que por más
que no podía, sentía su sangre. Luego la luz volvió, sentía como mi corazón se
salía. Ella me empujó al sótano junto a una soga y una silla. Escuché que tomo
su auto y se fue de la casa para siempre.
Por eso es que digo lo que dije, “como
me gustaría volver al pasado y remendar este error” , esa maldita traidora como habrá sabido mi
plan, todo lo que pasé y ahora esto. No, no puedo más, por eso que decido irme.
Tan solo quería decirle a todos lo que lean esto que me recuerden como un buen
sujeto.