sábado, 24 de septiembre de 2016
MUCHAS GRACIAS
Gracias a todos mis lectores, ya hemos llegado a más de 50 visitas en el blog, no se olviden de comentar el libro que quieran que resuma. Además voy a publicar el segundo cuento de producción propia, para lo cual voy a necesitar su apoyo y que si quieren me comenten nombres para aparecer en mi cuento.
Yo por ti... parte II
Parte II
Trece
Hace días que mi mujer enfermó y no se cura,
no sé qué hacer con ella, hemos ido a los más afamados doctores y aun así no se
sabe que es lo que tiene. Hoy pedí un turno con una curandera, para ver si es
que ella nos podría ayudar con este serio problema, también le notifique al
hospital que ese día no iría a trabajar. Reuní valor me duché, me cambié y
comencé a caminar (Tuve que ir a pie solo porque ninguno de los dos tenía un
coche, moto o bicicleta) hasta la puerta de la curandera Morgana. Cuando me
paré al frente a la puerta, toqué con fuerza, sabía que mi mujer se
podría morir si es que yo no me apresuraba a buscar su cura. Una mujer alta de
ojos negros penetrantes me miró con mala cara, sabía que yo era quien le
interrumpía en su casa. Me hizo pasar, ella sabía a lo que venía me dijo- Hola
Valentín, ¿Cómo está tu esposa?-
-
¿Cómo sabes cómo me llamo?, ella ésta muy grave, hace días
que no puede ir a trabajar. Por eso vengo hoy aquí, quisiera saber si sabe ¿que
tiene y como puedo ayudarla?
-
Yo puedo hablar con el más allá, sé que tú tienes un hermano
en la cárcel, sé que tu madre se suicidio al saber que tu padre la traicionó
con tu sirvienta, sé que te casaste con la mujer que se quedó parapléjica y se
traslada con una silla de rueda
-
¡Wow!, me sorprendí.
-
Por favor dime dónde es que le duele
-
Le duele cerca del corazón, realmente nadie sabe lo que puede
ser, hemos ido a muchos lados, pero nadie sabe que es
-
Ya sé, es un malestar que solo se pasa con un té de una
planta que sale absolutamente cara, solo crece en la cima del Everest en sus
cuevas más altas.
-
No creo que pueda pagarle, mi mujer me necesita, ésta muy
enferma. ¿Qué puedo hacer para pagarle?
-
Sabes que en la vida uno consigue muchos amigos y enemigos,
más enemigos que amigo, algunos son muy molestos y cargosos, algunas veces me
gustarían que desaparecieran- dijo mientras me guiñaba un ojo.
-
O.K, dígame a quien le gustaría que desapareciera- le dije. Yo
ya había entendido lo que quería que hiciese.
-
Candelaria Berti, ella fue una compañera que siempre se
burlaba de mí por tener una amiga con labio leporino, ella nos trataba de
lesbianas.
-
Si tengo que matar alguien por amor lo haré, pero por favor
dame esa planta.
-
Solo te voy a dar la planta cuando me traigas o su cabeza o
su cuerpo sin vida
-
Pero la necesito ya, mi mujer ésta enferma.
Al terminar
de decir esto, me di cuenta que ya se había vuelto de noche, no llegaría a casa
y si volvía no sería con vida. Solo llevé lo suficiente para pagar los 150
pesos de la consulta, sin decir que debía de “desaparecer” a una mujer. También
debía de pedir asilo a la curandera.
Catorce
Es el primer
día que desperté en la casa de Morgana, le conté sobre mi situación, sobre que
no podía volver sin la cura al malestar de Valentina, mi esposa, esta lo
comprendió y fue muy empática conmigo y me dijo:- no te preocupes, pues yo te
daré asilo sin tener que cobrártelo, siempre y cuando te comprometas a asesinar
a quien te dije que debías matar. Hasta que no consigas la cabeza de Candelaria
Berti no te dejare ir.
Ese día la
curandera, me dio el domicilio de Candelaria y me dijo que viera de hacerme el
amigo de ella. La casa de Candelaria no quedaba tan lejos que podía pensar,
casi eran vecinas, solo cuatro cuadras las separaban a quienes se odiaban con
toda el alma. Morgana me invitó a desayunar, me contó sobre cómo es que había
conocido a su amiga con paladar englido, y como es que Candelaria las
maltrataba a ambas, sobre sus defectos y su relación. Se hizo de tarde cuando
tomé valor para encaminarme a la casa de Candelaria. Cuando llegue toque la
puerta y me le presenté tratando de convencerla que estaba descompuesto y le
pedí un vaso de agua, la mujer que me abrió la puerta era un poco más joven que
Morgana, a mi gusto ella era muy bonita de tono oscuro, parecía tan carismática,
me invitó a entrar, me dio un vaso de agua y me pregunto cosas como mi nombre y
mi domicilio. Le conté que estaba ayudando a una amiga con un problemita.
Luego me
invitó a almorzar con ella, parecía que se había enamorada de mí, pero le dije
que no que hoy estaba ocupado, que quizás otro día, la pasaría a visitar y si
podíamos, hacer algo juntos. Ella me comentó sus datos personales y me dio su
número, lo agendé ya que sabía que debía de verla de nuevo.
Cuando estaba
volviendo, me puse a pensar sobre la mujer a la que iba a matar, no era
merecedora de morir, lo mismo ya era muy tarde. Valentina se estaba muriendo y
yo aquí.
Ese día a la
tarde le pedí a Morgana que me diera Cianuro para matar a aquella mujer. Por un
momento ella desapareció y luego apareció con un tarrito de cianuro junto a un hacha
pequeña y un bidón de nafta y fósforos, solo me guiñó un ojo, me acordé que
debía de degollarla. Yo ya estaba preparada psicológicamente para hacer lo que
me veía forzado a hacer.
Esperé a que
el día quedara totalmente en la sombra de la oscuridad nocturna, le agradecí a
Morgana porque me estaba auxiliando dándome asilo, le prometí que mañana si o
si le traería la cabeza de Candelaria.
Cenamos, le
agradecí la comida, me duché, me cambié (poniéndome la ropa que llevaba cuando
salí de casa con el fin de encontrar la solución al problema de mi esposa) y me
fui a dormir, lo único que incomodaba a mi estadía en lo de Morgana era que al
ser una casa tan desolada y haber poco espacio solo daba lugar a una sola cama
matrimonial. Por lo menos prefiero esto antes de estar durmiendo bajo el cielo
estrellado, muriéndome de frio y llorando por dentro al pensar en Valentina sin
poder hacer nada, encerrada entre esas cuatro paredes. ¿Qué será de ella? Me
pregunté.
Quince
Me levanté
sin animo, sabía que a partir de hoy no sería una persona de bien, que debía de
sacrificar a una mujer y que a la vez matar a mi cordura, mi reputación y
ensuciar con sangre que no fuera de una persona del hospital, eso me jugaba en
ventaja, mi experiencia con la sangre de los quirófanos, me volvería más
resistente al ver a alguien sangrar.
Me encaminé
hasta la mesa y ya al frente de esta extendí mi mano y tomé todas cosas, el
cianuro y un hacha pequeña, el bidón de nafta y los fósforos y las coloqué en
una mochila que Morgana me prestó para llevar todo. Ya preparado abrí la puerta
y salí en búsqueda de aquella chica que no merecía el mal. Al caminar por las
cuatro calles en búsqueda de Candelaria, tomé un poco de sol ese día sí que
hacía mucho calor, decir que sudé solo
al comenzar la segunda cuadra, mientras caminaba pensaba en Valentina, ¿si es
que no estuviera enferma y se quisiera deshacer de mí?, luego me imaginé a
Fabián, un amigo de Valentina, besándose con ella mientras yo acá como un
idiota que está por asesinar a alguien por algo que no se sabe si es o no que
funcione.
Ya en lo de
mi futura víctima, toqué la puerta con
timidez, a lo que Candelaria me abrió e
ingresé en la casa sin pedir permiso, ella se sorprendió de que yo volviera. Me
saludó y de forma cómica dijo
-
Pasa, te invito a que pases
-
Oh, disculpa mi interrupción, dije enrojecido, sabía que
había hecho mal al ingresar sin pedir permiso
-
Relájate, puedes sentirte como en tu casa, ¿Dime qué te trae
por aquí?, dijo al verme sonrojado.
-
Gracias, solo vine porque me prometiste un trago.
-
No recuerdo haberlo dicho, pero igual te lo invito. Sacó dos
vasos y en ellos sirvió una medida de tequila en cada vaso
-
¿Podrías por favor traer papel de cocina para mi nariz?
-
Sí, como no
Aproveché la situación, saqué el cianuro que
tenía en un frasquito de vidrio que tenía en la mochila de Morgana, vertí todo
su contenido en el vaso, y este al ser incoloro y sin sabor pasaba muy
disimulado. Ya tenía el vaso de tequila con cianuro mezclado y en mi mano el de
tequila que no tenía nada malo cuando Candelaria llegó con el papel de cocina
en mano. Me soné la nariz, porque en serio tenía mocos y luego le dije que
brindáramos por nuestro encuentro,
alzamos nuestros vasos de tragos e hicimos ambos un fondo blanco, en cuestión
de minutos ella cayó al suelo y comenzó a convulsionar, ya que estaba
paralizada por el veneno saqué mi hacha pequeña y comencé a hachar el cuerpo de
la inocente, la mayoría de los hachazos iban dirigidos al cuello, mientras la
hachaba lloraba, sabía lo que estaba haciendo y aun así no paré. Terminé por
arrancar la cabeza con ambas manos, la sangre chorreaba como la que se vuelca
al clavar un puñal a un cerdo en el matadero. Ya con la cabeza de Candelaria
busqué en toda la casa un lugar apropiado para llevármela. Encontré una grande
valija en la cual la cabeza de Candelaria cabía perfectamente, usé el bidón de
nafta rociando la casa, el cuerpo de la difunta lo deje en su cama cubierta por
sus sábanas blancas, abrí una ventana, me cambié de ropa y la que tenía sangre
la deje adentro junto a la mochila que me prestó Morgana. Y desde afuera de la
casa encendí una cerilla, la arrojé y me fui con la valija de Candelaria con su
cabeza dentro. Cuando salí de la casa de Candelaria traté de ocultar lo que
sentía internamente, la culpa me estaba matando.
Ese día al volver, Morgana me dio las
plantas medicinales junto a un gran abrazo, se despidió y me fui.
Dieciséis
Cuando volví caminando iba reflexionado
sobre todo lo que tuve que hacer, pensaba en lo preocupada que debía estar mi
esposa al saber que yo me había desaparecido dos días enteros, y sin saber nada
de mi lo mal que habrá estado. Llegue de vuelta a mi hermosa casa, abrí la
puerta pensando que del otro lado estaría mi mujer esperándome, anhelando mi
retorno. Pero no fue así, al abrir la puerta lo único que se hallaba era una
carta arriba de la mesa, la mayoría de los muebles no estaban, me preocupé por
lo que pudo haber pasado. Me arrimé a la mesa y tomé la carta que decía
No sabes por todo lo que he pasado, mi enfermedad
ha ido empeorando con el tiempo el primer día en el que te fuiste me dieron muchas
punzadas en el corazón, me sentía que me estaba muriendo, he tratado de ir a
trabajar, pero las puntadas ya eran muy seguidas, al volver del trabajo, miré
tele y espere a que llegaras, te esperaba con muchas ansias. Necesito una
compañía en esta casa, cuando fui al supermercado conocí a un muchacho
carismático que me brindó ayuda y se ofreció a llevar mis mercaderías hasta
nuestra casa, cuando él ya estaba aquí, cerró la puerta y sacó una pistola en
lo que yo vuelvo a la cocina el comenzó a tomar todos nuestros muebles de la
nada ya no era uno sino tres quienes lo ayudaban a llevarse todo. El segundo
día en el que no viniste, yo salí a pasear, a tomar un respiro de lo que había
sucedido. Cuando estaba en la calle un hombre me disparó muy cerca del corazón
por intentar robarme mi silla de ruedas.
Tal impacto, me hizo tener que volver como
antes a hacer reposo para ver si en mi corazón nada andaba mal, por eso si
éstas leyendo esta carta quiero que sepas, que puedes encontrarme en el
hospital donde nos conocimos. Y en caso que muera quiero que sepas que siempre
te he amado.
Al terminar de leer esto decidido, tomé mis
cosas y me dirigí al hospital.
Diecisiete
Ya en el hospital busqué a mi esposa que
debía estar en reposo, solo deseaba que ella no muriera. Cuando encontré donde
estaba e ingresé, la vi destrozada con el rostro lastimado. Cuando ella me vio
soltó un par de lágrimas de alegría y me dijo
-
Que suerte que hoy te encuentres aquí, los doctores me
dijeron que solo me quedaba un día para que mi corazón se detenga, el impacto
de la bala me ha dejado medio muerta y cuando acabé el día moriré.
-
No digas eso, te he traído un té que te curará tu enfermedad.
Bébelo, le ordene mientras de mis mejillas rodaban lágrimas.
-
Por más que me cure de esa maldita enfermedad, me moriré a
falta de un corazón en buen estado, hasta ahora ningún doctor consiguió un
donante de corazón.
-
Yo te daré mi corazón si es necesario, por ti me mataría, le
dije.
Fui con su médico y le conté que quería
donar mi corazón, que yo perdiera mi vida para darle más años a mi amada, era
todo lo que quería. Entonces me acerqué a Valentina y le di un beso eterno y me
despedí para siempre.
Fin
Valentín
Tarquinio
viernes, 23 de septiembre de 2016
Yo por ti... parte I
Este es un libro que escribí para el colegio, me gustaría que comentaran lo que opinan
Parte I
Uno
Me levante afligida
e insegura de mi cama, sabía que yo no podría más con esto, hasta qué punto
llegaría. Ignorando mis sentimientos me cambié, fui a la cocina, desayuné y me
fui en mi auto al trabajo. Yo trabajo en un hospital, soy médica. Por suerte a
donde voy me queda relativamente cerca, sí coincidiéramos cerca, a diez cuadras.
Yo me incluyo en ese grupo de personas que por más cerca estén de su trabajo,
aun así van en auto. En el trabajo puedo relajarme y salir de la burbuja que
construyo en casa, el trabajar despeja mi mente.
Cae la noche,
termino mi turno, marco tarjeta y me retiro. Llego a casa, abro la puerta, me
cambio y me entro a bañar, el chorro de la ducha golpea mi espalda, la lluvia
empapa mi cara de tristeza, al cerrar mis ojos sólo recuerdo ese feo hecho. En
el baño malos recuerdos abundan mi mente, dentro de los más trágicos, la muerte
de mi marido.
Mi marido se llamaba
Mauro, sólo tenía tres años más que yo, pero en el amor la edad no importa ¿o
sí?, él de ojos marrones y cabellos rubios rizados tan buena persona. Recuerdo cuando
lo conocí, era invierno, hacía mucho frio ese día, recuerdo que tenía que hacer
muchos quehaceres, luego de las interminables listas de tareas que me daba mi
madre decidí ir al parque de la ciudad para tomar un respiro.
Me senté cerca del
lago cuando de repente una extraña nube negra apareció. No me dio tiempo
suficiente para llegar a casa. La lluvia era uno de los tantos problemas que
tuve en su momento, al percibir que estaba lloviendo traté de hacer lo posible
para evitar por mojarme, pero no resultó, mi abrigo se había empapado de agua y
me sentía muy pesada, casi no podía caminar. Vi a lo lejos una casa con toldo
donde refugiarme de la lluvia. Allí un hombre se acercó a mí y con timidez se
presentó
-
Hola.
-
Hola.
-
¿Cómo te llamas?
-
Yo me llamo Valentina, ¿vos?
-
Me llamo Mauro, estas muy mojada, pasa un minuto
para secarte y calentarte.
-
Disculpa pero yo te acabo de conocer. Igual
muchas gracias.
-
No pases frio, por lo menos espera a que te
consiga un abrigo.
Y en un parpadeo él
llego sonriéndome y con un bello abrigo de piel en brazos, yo obviamente lo tomé,
no tenía planeado pasar más frio, me lo puse y le agradecí con una sonrisa cómplice.
Acabó lluvia, le agradecí su hospitalidad y me fui.
Dos
Luego de un tiempo
volví a cruzármelo en la plaza de cuidad, cuando Mauro me vio se me acercó y me
invitó a almorzar con él afuera, vi en sus ojos una chispa, en su momento me di
cuenta que él se había enamorado de mí. Ese día almorcé con una persona a la
que digamos que no conocía, al llegar al restaurante nos sentamos uno al frente
de otro, y una divertida charla se dio. En un momento él me preguntó si yo
tenía novio, a lo que le conteste que no. Esto generó en él una mueca de
alegría, de seguro que pensaba que tenía oportunidad de salir conmigo. Luego él
me preguntó ¿qué tipo de chicos me gustaba?, a lo que yo le conteste que rubios
y de ojos oscuros. Él comenzó a enrojecerse.
Citas como esas se
fueron dando durante un mes, hasta que un día él me citó en su casa, para ese
momento ya le tenía más confianza en él. Cuando fui, él me esperaba con una
merienda americana, merendamos y en un momento nuestras miradas se cruzaron y
nos besamos y él me confesó que se había enamorado de mí el día que llovía
exageradamente. Yo le dije que también me gustaba, luego él me preguntó si
quería ser su novia a lo que le dije que sí.
Tres
Luego de dos años,
éramos muy cercanos, él también trabajaba como médico en otro hospital. Le
pidió que lo transfirieran al hospital donde yo trabaja, por ello ambos nos
íbamos y volvíamos en mi auto al trabajo. Un día me llevó hasta un hotel donde
me sorprendió con su propuesta de matrimonio, me alegre tanto que lloré de la
emoción, todos nuestros familiares y amigos estaban en el hotel. Luego del sí
celebramos yendo a las tinajas, un restaurante de diente libre, por fin tendría
a alguien que me hiciera compañía en mis momentos de depresión y mi casa ya no
estaría más sola.
Un día me puse a pensar
sobre qué sería de mi futuro, quién me haría compañía si mi marido se muriera.
Yo siempre quise tener nieto. Entonces un día le pregunté a Mauro si le
gustaría tener un hijo, a lo que contestó- Yo por ti daría mis días y noches,
te daría las veinticuatro horas de los siete días de la semana de los
trecientos sesenta cinco días del año.
Probamos y
probamos, pero nada sucedía. Hasta que un día decidimos ir con un especialista.
En la clínica esperamos con ilusión de que sólo dijera que no había ovulado,
pero el problema no era mío. Mauro no podría nunca concederme un hijo, él era
infértil. Una tristeza pasajera surgió en mi vida.
Entre Mauro y yo
decidimos hacer una inseminación artificial, por más que fuera caro todo valía
la pena por tener un hijo.
Los segundos,
minutos, horas, días, semanas, años pasaban y yo estaba engendrando un bebe. Con
el apoyo de mi marido pude seguir adelante y no dejar que nada me hiciera
decaer. Cuando por fin tuvimos un hijo, le pusimos Fabricio.
Cuatro
Cuando Fabricio
cumplió los 8 años festejamos su cumpleaños en un salón de fiestas infantil, en
el momento menos idóneo mi hijo salió corriendo hacia la calle principal
seguido de Mauro quien lo perseguía, pero ya era tarde un auto se le abalanzó,
al ver esto mi esposo se arrojó a la calle y logró empujar a mi hijo fuera de
esta, pero esto le costó la vida.
Luego de ese rato
en el cual estuve bajo la ducha, rompí la burbuja en la que estaba y salí del
baño, me sequé y me cambié. Otro día sin dejar salir tantas emociones que tenía
reprimida. ¿Cuánto tiempo podía mantener mis sentimientos cerrados? Otro día de
rutina, al salir del ardo trabajo de hoy me eché a en la cama. Fabricio vino a
mí para hablarme de su día, últimamente he visto Fabricio muy raro, un día le
vi el rostro con un moretón impresionante, le pregunté si alguien lo molestaba,
qué le sucedía. A lo que él me contesto que no era nada que solo se había caído
porque se cayó al correr en el colegio.
Lamentablemente en
la primaria de Fabricio pasó por tres escuelas distintas, siempre la misma
historia. Le di dos años para acostumbrarse al colegio. En su última escuela,
Fabricio conoció a un compañero del cual se hizo gran amigo, el amigo de
Fabricio se llamaba Joaquín. Estos eran muy cercanos, Joaquín muchas veces lo
defendía, obviamente yo no me enteré de que mi hijo era duramente golpeado en
el colegio.
Cinco
Un día descubrí el
por qué Fabricio era golpeado gracias a Joaquín. Joaquín golpea la puerta a lo
que yo lo atiendo, lo dejo pasar y le
invito a merendar. Se sienta en la silla de la mesa y yo me senté al frente de
él.
A lo que él
comienza a hablar
-
¿Está Fabricio en casa?
-
Sí, pero ésta durmiendo
-
Mejor, espero a que no se levanté porque tengo
algo muy importante para decirte
-
O.K te escuchó
Él mientras se
servía mate cocido, me miro a los ojos y me dijo
- He visto a Fabricio muy “cariñoso” conmigo, los otros días
me invitó por un helado, y en la misma heladería me confesó lo que sentía por
mí, me dijo que desde que me conoció, capté toda su atención. Eso me dio a
entender porque es que se desconcentraba en clases y siempre pedía estar en
grupos conmigo, en su comenzó antes de enterarme de lo que ya te dije pensé que
solo era una extraña forma de mostrar su amistad. También al saber esto supe la
razón por la que Fabricio era golpeado por mis compañeros, supongo que era muy
evidente. Y las personas de nuestro colegio son pocos tolerantes, sabía el caso
de un compañero que se cambió de colegio porque se le burlaban por tener pelo
largo.
Cuando él acabó de
hablar, escuché de la escalera una persona bajar era Fabricio, se alegró al ver
a Joaquín en casa, se sentó en la mesa y yo le dije siéntate, a merendar. Él se
acercó a Joaquín, lo saludo y se sentó a la mesa y se sirvió la merienda.
Luego le dije
- Hijo ya sé todo lo que ha sucedido. ¿Podrías sacarte la
remera?
- ¿para qué quieres que lo haga, ésta Joaquín, no puedo
hacerlo?
-Sácate esa remera, quiero ver algo.
Cuando Fabricio se
sacó la remera y pude verle muchos moretones que se repartían entre sus brazos,
piernas y torso. Le pregunté que quien había sido lo había golpeado, a lo que
él se excusó diciendo que se chocaba contra las paredes. Al terminar de decir esto,
Joaquín intervino en la conversación negando lo que había dicho Fabricio,
diciendo- dile la verdad, dile que quien te golpea es Jorge.
Jorge era un
compañero de sexto año de la escuela de mi hijo, este ya había sido expulsado
por la misma causa, no sabía que Jorge le pegará a mi hijo.
-Hijo voy a tener que tomar carta en el asunto.
Joaquín terminó de
merendar, me agradeció la invitación, nos saludó y se fue.
Seis
El día siguiente,
fui a la escuela de Fabricio, pude ir ya que pedí franco ese día, nada era más
importante que mi hijo. Al llegar al colegio toque el timbre y me atendió la
portera, la que me preguntó el motivo por el cual me presentaba ese día. Luego
ella me dirigió con la directora.
La directora me
invitó a entrar, la saludo, y me siento. Y doy pie a la charla
-Buen día directora, quería hablar respecto a mí hijo
- ¿Respecto a qué? ¿Respecto a que está perdiendo el año?
-¡Qué!, me sorprendí. ¿Por qué?, ¿Cómo puedo hacer para no
se quede de año?
-Su profesora de grado, me ha contado que él se distrae
mucho en sus clases, porque se la pasa hablando con su amigo.
-No, vengo a hablar de Jorge
-¿Qué Jorge, el de tercer año o el de sexto?
-El de sexto, él golpea a mi hijo solo por su orientación
sexual. ¿Quería saber quiénes son sus padres?
-Le explicaré, Jorge es huérfano, sus padres murieron cuando
él era solo un niño. Pero lo mismo puedo mandarlo a llamar, para solucionar
este asunto, no sabía que su hijo era golpeado.
Yo pensé para mis
adentros, ah con razón la ausencia de sus padres, lo habrán vuelto una persona
tan fría
Un chico palio de
ojos claros y más alto que Fabricio (pensé seguro que Jorge sería otro más de
los chicos que le gustaba) entró, traté de no levantarme para golpearlo, sabía
que era él pude verlo en sus ojos.
La directora le
preguntó-¿Sabes por qué estás aquí?
-No, directora, no sé por qué estoy aquí
-Ella es la madre de Fabricio, el compañero de cuarto año.
¿Alguna vez golpeaste a Fabricio?
-Sí, me molesta que él sea tan afeminado, un día dijo que le
gustaba y desde ese día me dio por golpearlo.
La directora le
explicó a Jorge que la orientación sexual es una elección, y que si le
molestaba como era Fabricio, que solamente lo ignorara. Al terminar de hablar,
lo castigó dándole tres semanas de suspensión.
Siete
Pasaron días y la
cosa se relajó, Fabricio podía sentirse tranquilo paseando por el colegio. Ya
pasados las tres semanas, Jorge volvió, ese día cuando Fabricio volvió, lo vi
sangrando, esto ya se me estaba yendo de las manos, quizás que nunca tuve que
haber hecho que lo suspendieran, lo que más me entristeció fue que Fabricio me
contara que mientras Jorge lo golpeara le dijera cosas como- maldito maricón,
de putos como vos está el mundo lleno, ¿qué hará el mundo con un puto menos?
Exacto nada. Y que me haya contado que acercaba la cabeza de Fabricio a su
entrepierna diciendo- Pero no es esto lo que querías mamita. Lo que me
sorprendió fue que la pelea fuera publica, o sea que fuera durante el recreo, y
que nadie saltara a defenderlo o por lo menos a separarlos, las profesoras
observando sin hacer nada. Pensé para mis adentros por lo menos digan algo
respecto al tema.
Otro vez la misma
historia, Fabricio se enamoraba de un chico y como los demás le hacían bullyng
debíamos de cambiarnos de colegio, o pensaron los cambios eran solo
coincidencia.
Ocho
Me levanté, cambié
y me fui al trabajo. Al volver de trabajar saludé a mi hijo, por un segundo encendí
el televisor, puse en el noticiero y la voz del anunciante se escuchó. La voz
decía-En la escuela San Isidro hubo un asesinato, murió un compañero baleado en
el patio del jardín, desde la morgue nos confirman que fueron 5 balazos que se
repartieron una bala por extremidad y otra en la cabeza. Quien lo hubiera
matado, le debía tener cierto remordimiento para disparar tantas veces.
Al terminar de
escuchar esto me sobresalté, porque sabía que en esa escuela iba mi hijo,
pensar por un minuto que el culpable fuera Fabricio. Le pregunté que había
hecho Fabricio ese día.
A lo que él se
excusó diciéndome que él en los recreos solo se hallaba en la biblioteca, por
lo que él no sería incapaz de haber sido el homicida, además de donde podría
sacar mi hijo un arma de fuego.
Nueve
Ese día me fui al
centro a comprar mercaderías, le pedí a Fabricio que para cuando yo volviera
tuviese su cama tendida, la cocina limpia y que si iba a traer gente a casa que
la mantuviera limpia.
Al volver, abrí la
puerta y vi una sombra perturbadora de una persona que colgaba del techo, del
cuello de la sombra una cuerda atada y en la mesa de la cocina una carta la que
temía leer. Al ver esto solté un grito despavorido- Mi hijo ha muerto, ¿Por
qué? ¿Por qué él y no yo? ¿Si sabía que
él era maltratado, por qué no hice nada para detenerlo?
Un profundo
remordimiento me abrumaba, me acerqué a la mesa y tomé la carta y la leí.
Querida madre, quería contarte que ya no puedo seguir así, el maltrato
ha sido muy frecuente en mi vida. Sé que este no acabará, se ve que mi
orientación sexual es como mi cruz.
Como es posible que aún en pleno siglo XXI haya gente que sea tan
idiota.
Sé que esto no va a acabar, acaso ¿Qué puedo hacer?
La última alternativa es que finja ser lo que no soy.
Debería poder expresarme como quiera, pero en este mundo de mierda, no
se puede.
Detestó que aún exista gente que solo crea que el hombre solo puede
salir con la mujer.
Que piense que solo por decidir ser otra cosa debes estar en el infierno.
Ni siquiera puedo creer en un Dios que sea quien me protege, porque en
la religión, si soy lo que soy, solo merezco ir al infierno y tener que
quemarme junto a delincuentes y pederastas.
Soy gay cual es el problema.
Acaso por ser lo que soy merezco ser maltratado, separado o alejarme de
la sociedad.
Como veras ya no puedo con esta situación, quiero que este sufrimiento
se detenga.
No merezco seguir viviendo.
No sirvo para nada.
Si no soy
rico, ni carismático, ni bonito, ni musculoso.
No tengo ojos claros, ni soy rubio.
Ja ja, menos mal que no soy negro, porque si lo fuese ya me tuve que
haber matado antes.
Ma, no quiero que te sientas culpable, culpable solo es este mundo hijo
de puta.
Por lo menos me alegra saber que pude hacer justicia.
Sino pregúntaselo a Jorge, si es que no ésta muerto de seguro esta
parapléjico, ojala se haya muerto.
Como último deseo, quiero que le digas a Joaquín que siempre lo amé como
los arboles aman al otoño.
Chau mami quiero que sepas que esto no es culpa tuya, y te doy un adiós
eterno
Diez
Pasó un año de la
muerte de mi hijo y aun así lo sigo extrañando. Entre eso y la muerte de mi
esposo realmente no sé qué voy a hacer con mi vida, yo que no podía soportar
con eso. Un día decidí acabar con ese sufrimiento y fui a la tienda a comprar
una caja de fósforos y luego fui a la estación de servicios en búsqueda de
nafta. Al llegar a casa me bajé y aun sabiendo lo que iba a hacer tomé un bidón
que había llenado de nafta y comencé a volcarlo por toda la casa, por la
cocina, el baño, el comedor, el garaje (donde se halla mi auto), y la
habitación de mi hijo y la mía.
Cuando la nafta
estaba desparramada por todos lados, me acerqué a la cocina y abrí la hornalla
del gas, para morirme quemada. Cuando el gas se había propagado por toda la
casa fui en búsqueda de la caja de cerillas y con coraje decidí agarrar un fósforo
y hacer que mi pelo, mi piano, mis discos y la ropa se envolviesen en llamas.
Llamas flameantes que me quemasen por dentro. Pensé al grado de la locura a la
que había llegado, pero aun así encendí la cerilla.
La chispa del
fósforo envolvió la casa y todo lo que tenía dentro, yo inclusive. Realmente no
sabía lo que había hecho. En realidad, si sabía. Pero lo que me había llevado a
hacerlo era un dolor profundo. Quemar mi casa era para a mí algo simbólico, era
como querer cambiar mi pasado, al quemar la casa se quemaron los recuerdos de mi
esposo y los de mi hijo. Las fotos, diarios, muebles casi todo me hacía
recordarlo. Por eso es que quemé todo, ya que todo lo que se ocultaba en esas
cuatro paredes quedará encerrado, callado entre esas mismas paredes. Paredes
que me acompañaron desde que yo era niña, las que me vieron alegre esos días de
afán y las que me vieron esas noches tristes tambaleando y dudando si suicidarme o
no.
Once
Al encender esa maldita cerilla trate de
arrepentirme, pero ya era muy tarde, ya no podía dar marcha atrás. Lo mismo si
no hubiera encendido, que hubiera hecho. Ya me había hecho mucho daño, me
pregunté ¿Pero quién? Solo sería yo la culpable de mi estado de ánimo, quien si
no, yo era la única que se estaba auto-flagelando. También pensé de forma
satírica- Por más que no hubiera encendido ese fósforo, no iba a limpiar toda
la casa, era demasiado para mí.
Ahora, lo que se preguntan ¿Qué pasó? ¿Si he
muerto, quien se halla hablando?
Pues obviamente, cuando encendí la cerilla
todo se incendió, ver mi casa envuelta en llama me inspiró para hacer un
cuadro. Por suerte cuando estaba por encender el fósforo estaba relativamente
cerca de la puerta principal. Al estar cerca de puerta principal, uno de los
vecinos llamó a los bomberos. Lograron rescatarme, la casa no, pocos segundos
después de que me sacaran de mi casa, que ya estaba hecha cenizas, se cayó.
Dios quiso que yo no muriera. Los bomberos me llevaron al hospital. Por suerte
solo me quemé seriamente las piernas. El daño en mis piernas me forzó a tener
que trasladarme por silla de ruedas a todos lado. En el hospital conocí a un
gran doctor, no solo bueno sino también guapo de ojos verdes y de color de
cabello rojo.
Lo fui conociendo más y más mientras yo
hacía reposo en el hospital. Al darme de baja en el hospital, lo pude
contactar. Cuando ya estaba sana pero
parapléjica, lo contacté para citarlo para comer afuera juntos. Se ve que no le
importo que yo tuviera que trasladarme con una silla de rueda.
Doce
Pasaron dos años más hasta que Valentín, el médico,
me propuso matrimonio. Yo que con esta condición no pensaba poder salir
adelante, conseguir alguien que me quiera era algo muy extraño pensé.
Ambos nos amamos y éramos tan unidos como el
dedo a la uña, compramos una casa para vivir ambos bajo el mismo techo,
compartíamos gastos, por mi condición no pude seguir trabajando como doctor,
ahora estaba trabajando como oficinista del hospital, pero ya no era el mismo
de antes, tuve que cambiarme de hospital. Por lo menos el ver a Valentín todo
el tiempo en el trabajo. Ambos teníamos nuestros altos y bajos, pero entre
nosotros nos apoyábamos.
Un día llamé al trabajo para reportarme
enferma, Valentín me dio apoyo para curarme. Los días pasaban y pasaban yo
parecía estar cada vez peor, fuimos de doctor a doctor, pero nadie sabía lo que
me sucedía. Un día le pedí a Valentín que por favor buscase a una curandera que
le diera una solución a este gran problema que se volvía cada vez peor.
lunes, 19 de septiembre de 2016
Tuerto, maldito y enamorado de Rosa Huertas
Este resumen fue hecho a modo de guía, para referenciar a que nivel de la historia uno se ubica.
Uno: El capítulo relata acerca de su familia, la cual está
conformada por su padre (el cual fuma), su hermana menor (quien posee una buena
memoria y va tercer año de secundaria) y ella una inocente chica de quinto año
de secundaria. ¿Pero su madre? Ella se separó de su familia al divorciarse del
padre.
Carmen, o sea su hermana, tiene una lección de Garcias de la
Vega (escritor fallecido a los 33, enamorado de Julieta Freve). Ella le pide a
su hermana que le haga el trabajo porque la literatura no iba con ella.
Dos: Ricardo es el amigo de Elisa Velasco (la protagonista de
la historia) desde primer año “D” hasta cuarto año cuando él le propuso ser
algo más. Elisa decía que Ricardo podía ser Rico o Cardo dependiendo su
personalidad, es Rico cuando se comporta simpático y Cardo cuando es muy áspero.
Elisa para va hasta la biblioteca para
ayudar a su hermana con su reporte, al sacar un libro que fue escrito por el
autor que le piden a Carmen escucha una voz y ve un ojo grisáceo.
Milagros es la abuela de Elisa, el padre de Elisa trabaja
como vendedor de zapatillas y alpargatas de lana.
Ricardo y Elisa eran una pareja explosiva, Ricardo era alto y
más negro que blanco y Elisa era enana y blanca como el papel. El padre de
Elisa es totalmente xenófobo y racistas, esto se denota porque el padre de
Elisa dice que le molesta que haya chinos en el barrio y no quiere que Ricardo salga
con Elisa.
Tres: Elisa quien vive en la calle Toledo se cruza por segunda
vez con el fantasma, quien tenía un ojo gris y el otro un parche, este le pidió
a Elisa que lo ayude a recordar ¿Quién era?
Cuatro: Al llegar la noche a Elisa le ocurre algo aterrador,
comienza a escuchar una voz, cual proviene de afuera, aterrada pero intrigada
al mismo tiempo deambula por la casa por si alguien más la había escuchado. Su
padre le contesta que la voz provenía de Adelina, una bella mujer consumida por
el alcohol, que comenzó luego de su ruptura.
Cinco: Elisa va a lo de Ricardo que previo a llegar a ver a
Ricardo pasa por la peluquería de la madre de Ricardo, Lupe. Ella le pide a Elisa
que contuviera a Ricardo. Cuando llega a la habitación de Ricardo este le
cuenta que sus padres se separaron porque su padre un día desapareció sin decir
en durante cuánto tiempo se iría y a donde. Eso explicaba su Cardo de ayer.
Seis: Elisa le cuenta a Carmen lo sucedido, pues Carmen solo
piensa que era una muy mala excusa para no hacerle el trabajo. Luego van ambas
a la casa de la madre la que queda a 30 cuadras de la suya. Su madre, la
banquera, le cuenta sobre el chico que le parecía guapo y Elisa sobre su insomnio.
Su madre le confiesa que el barrio en el cual vivían todos antes que ella se
fuera le era muy anticuado y por eso se fue y Elisa supone que se refería a su
padre.
Siete: Carmen al día siguiente le entrega los libros de Lope
a Elisa diciéndole que no había nada paranormal, luego le cuenta que los libros
estaban en la estantería de la letra “L” y no en la de la “V”. Felipe el
bibliotecario le cuenta a Elisa que los libros de Lope de Vega se hallaba en
esa estantería porque Jesús, el profesor de lengua de Carmen, le dijo que Lope
es su apellido cuando en realidad era Vega, la respuesta le hace sospechar que
Jesús tuvo una experiencia cercana al fantasma. Elisa decide ir con el fantasma
que le cuenta que ésta maldito y que su maldición consta en no saber quién era.
Las últimas palabras que escuchó fueron “Fue Lope y Carpio”.
Ocho: El fantasma de aspecto juvenil le confirma a Elisa su
teoría que afirmaba que Jesús fue uno sus ayudantes. El fantasma era alguien
muy cercano a Lope, él le preguntó a Elisa si le podía decirle Belisa, como le
llama Lope a su ama Elisa para que pasara por el anonimato. También le pide que
vaya a la casa de Lope de Vega a investigar.
Nueve: Elisa cree que el fantasma era Alfonso contreras quien
escribió “El rey sin reino”, acompañante de Lope. El fantasma cuenta que Lope y
Don Miguel se detestaban, los hijos de Lope era Carlo y Félix. Él no sería ese.
Julio, el compañero más anhelado en el curso de Elisa, la sorprende y la invita
a salir de ese frio sitio.
Diez: Elisa le cuenta a Carmen sobre la visita a la casa de
Lope. Esa noche ella no pudo pegar ojo, se sentía culpable por no haberle dicho
con lujo de detalle al fantasma sobre la casa de Lope y haberse ido con Julio.
Ricardo la fue a buscar a Elisa para contarle algo importante pero ella no
estaba.
Once: Elisa ignoró siete llamadas de Ricardo, al salir de la
escuela se fue con el fantasma, le dijo que Marta nevares era una chica ciega e
inteligente, ella fue una de los amores de Lope por eso ella no podría ser su
amada.
Doce: Al volver a casa todos la miraron con mala cara, ella
les contó que pasó por el “paso de cebra” y que casi la atropellaron (el
fantasma de una mujer la salvó, pero esto no se lo dijo a nadie). Juan, El
Terrible, era el profesor de Ricardo, al profesor lo llamaban así porque por razones
absurdas los dejaba sin recreo.
Trece: Elisa le cuenta de la casa de Lope al fantasma y este
le cuenta que él era el hijo de la criada (quien cuidaba a Nevares). En casa de
Ricardo, él le cuenta que alguien lo persigue.
Catorce: Carmen elige ir con Lidia (su amiga) a la casa de
Lope, a Elisa le sorprende que a Carmen le estuviera gustando la literatura, el
fantasma la mujer del paso de cebra le dice a Elisa que les avisé a todos.
Quince: Al llegar cerca
de la iglesia, se encuentra con otro fantasma (el de un papa fallecido, cual murió
baleado). El padre le cuenta sobre los asesinatos que hubo en ese barrio, en
particular el de un obispo llamado Galeote.
Dieciséis: El asesino del obispo Galeote, Elisa comenzó a sacar
panfletos para advertirles a los pasen por el paso de cebra. Buscó información
sobre el asesinato del asesino.
Diecisiete: Elisa junto a Ricardo fueron en búsqueda del obispo
para contarle lo sucedido, al contarle ¿Quién era, quién lo mató y por qué? Este
fantasma se desdibujó, luego fue al paso de cebra a pegar los panfletos. Va con
el fantasma que le cuenta que Lope era de cabellos grisáceos, su bigote y su
perilla recortada, también le cuenta que él también era estudiante del colegio
de Elisa y era uno de los muchos ayudantes de Lope. La hija de Lope era de
quien el fantasma se había enamorado.
Dieciocho: Ricardo le cuenta a Elisa que quien lo seguía
buscaba a su padre, un día lo agarró y lo dañó por la fuerza bruta que le
aplicó. En donde vivía Jesús antes hubo un teatro que se incendió, por eso es
que Jesús decidió abandonar, no soportaba ver fantasmas de los que murieron
incendiados.
Al otro día el rubio que lo perseguía lo volvió a agarrar,
pero Elisa le pateó la entrepierna y salieron corriendo y se cruzaron con la
fantasma del paso de cebra que les permitió pasar, luego escucharon un golpe
seco, era el rubio que fue atropellado, la fantasma saludo a Elisa y se
desdibujó.
Diecinueve: El nombre del rival del fantasma era Pérez de
Montalbán, hijo del escritor de L Lope; él se consideraba el verdadero
escritor, se considera predilecto de Felix. Juan Pérez le pegó en el ojo al
fantasma, por eso es que él quedo tuerto. En la biblioteca se vuelve a
encontrar con Julio.
Veinte: Cada vez Elisa se encierra más y más en una burbuja,
no le importa ir a clases, Julio, Ricardo ni su familia. El mundo
fantasmagórico la capto, por suerte ella estaba escribiendo un seguimiento
escrito sobre lo que sabía sobre el fantasma, ya que cuando todo acabara ella
se olvidaría de todo. Elisa había pescado y todos se preocupan por ella.
Elisa encuentra el nombre de la amada del fantasma. Ella también se ha apegado
al fantasma y no lo quería perder.
Veintiuno: Elisa se enferma y todos temen a que ella muera
por eso comienza a faltar a clases y le pide a su hermana que encuentre el
nombre del hijo de la criada para poder volver a ser lo que era antes. Elisa se
cruza con Lina la loca y la ve gritando, en ese momento se da cuenta que Lina
sacude los brazos porque ella quería espantar a los fantasmas que la atormentan.
Veintidós: El fantasma le cuenta a Elisa que Antoñica le partió
el ama, un día ella fue al teatro que tanto tenía anhelado ir, a ella le había
acompañado otro hombre quien le susurraba al oído de ella y al fantasma le rompía
el corazón, él y ella no se habían vuelto a ver en el pozo. Un día Antoñica le
pide al fantasma que saque a su padre de la casa para “actuarle una obra”, al
volver ella se había escapado con su amado. Y en ese momento Lope estaba
pasando por la pérdida de su hijo menor y mujer se había quedado ciega y murió.
Lope se enfermó a muerte y antes de morir maldijo al fantasma
condenándolo por haberlo alejado de su hija. Y por esto el fantasma fue echado
de su hogar donde se refugiaba en la biblioteca.
Veintitrés: Carmen consiguió el nombre del fantasma Lorenzo,
quien amaba a Antoñica, la cual huye con Cristóban. También le cuenta que ella
murió en su casa a la espera de Lorenzo, su espíritu quedo encerrado en el
espejo de su habitación en la casa de Lope, esta le pide que traiga a Lorenzo con
ella para perdonarse.
Veinticuatro: La única forma para saber cómo hacer para que
Elisa pueda reunir a ambos fantasmas es ir con una adivina. Morgana, la
curandera, le dar un par de velas negras de 20 pesos a cada una para ser Elisa
la mediadora de los fantasmas.
Veinticinco: El ritual fracasa y Elisa se ve forzada a hablar
con Lina, el fantasma le pide que robe el espejo.
Veintiséis: Lina le dice a Elisa que debe de llevar a Lorenzo
hasta el espejo de la casa de Lope en el cuerpo de una persona que le crea y
aquella persona deberá llevar los ojos cerrados hasta llegar al frente del
espejo. Lina se atormenta voluntariamente (no quiere dejar de ver a sus padres
ya difuntos).
Veintisiete: Ricardo le dijo a Elisa que su padre salió de un
antro y vio un asesinato y por ser testigo se debía ocultar porque quien
asesinó al asesinado iba a asesinarlo. Por suerte el rubio cuando fue
atropellado murió.
Ricardo era el elegido para llevar a Lorenzo con Antoñica,
Carmen luego de aprobar el trabajo de Lope no le era importante.
Veintiocho: Elisa guía a Ricardo con Lorenzo en el cuerpo
hasta la casa de Lope, al pasar por el pozo donde Lorenzo y Antoñica se
cruzaron, Elisa cerca del pozo besó a Ricardo con Lorenzo. Y al reencontrarse Lorenzo
y Antoñica ambos se desdibujaron y Elisa nunca más supo de ellos. Por suerte
ella pudo terminar de escribir todo lo que se relacionaba con el mundo
fantasmagórico.
domingo, 18 de septiembre de 2016
Libro resumidos por Valentín Tarquinio
Bienvenidos a mi blog, aquí encontraran resumenes de libros de forma gratituita.
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